CUCARACHA CAVE AND THE DISAPPEARING LAKE OF ALTILTE
Photos by John and Susy Pint unless otherwise indicated. --- !VERSION EN ESPAÑOL ABAJO!
Photo by Arlene Foss. |
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Next, our disappointment hit a new low when we pulled up at our favorite camping
spot and discovered that the lake next to it had vanished! The warm spring that
used to feed the lake was still there all right, but now the water is being
sucked up by a noisy gasoline-powered pump for crop irrigation.
The vast lake of Altilte is now a little wading pool barely big enough for ten
kids to squeeze into.
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Along came a worker to put more fuel into the engine. “Do you ever turn it off?”
we asked. “Sí, sí.” he replied, “Just for you I could turn it off about 2 AM….
But, of course, I’d have to start it up again at 7AM.”
This kind offer we declined to accept, but we did take the guy’s advice to camp
in the yard of the nearby ranch house “because the owner surely won’t mind.”
The ranch house was just far enough away so we couldn’t hear the pump and when
the owner appeared, we was quite happy to have us as guests.
The next morning, we returned to La Concha and José Garibay led us up a nearby
hillside to a small walk-in cave entrance. This was not a marble hill, typical
of the area, but a nice big hill of karst.
We stepped into the cave entrance and were hit by a wall of hot, humid air.
Hundreds of bats were roosting in a dome at the top of this very first
room...
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...The
walls and floor of this room were crawling with thousands of cockroaches
about 4 cm long. There were so many of them that they moved like waves
across the walls as we moved around the room. We took a few steps into a
passage on the right and immediately felt a drop of temperature...
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Here’s where we stopped, as we had promised José we only wanted to know the
location of the entrance and would come back later, on our own, to explore the
cave. We figured the bats had chosen the first room because its dome allowed
them to produce the level of heat they felt comfortable with. Cavers in Cuba
have found domed rooms like this where the temperature builds up to levels that
humans can hardly stand.
We left delightful Cucaracha Cave and headed downhill. Meanwhile, José told us
that this cave was nothing compared to a huge one he had seen near Purificación,
which is only about an hour’s drive away. We got his phone number and hope to
visit “The Big One” in the near future.
Next, we went into Altilte Cave and checked out two leads in the main room, both of which turned out to be nothing more than spaces among the breakdown on the cave floor. Several brave souls climbed up to the balcony and reported that the millipedes are still happily wriggling in the guano-mud soup that covers the floor...
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...Sergio took several pictures in the extremely humid big room beyond the balcony
crawl, proving that there are nice stalactites there to be photographed.. if you
have a waterproof camera! Luis Rojas slipped and fell on the guano-coated rock
and exited the cave with a nice collection of nasty bruises.
Photo by Sergi Gomez... |
...and here is what your bottom looks like after a few hours in Altilte Cave.
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...The next day, we hiked to Balneario Agua Caliente, located only 1.2 kms from
Altilte Cave. To our surprise, this turned out to be a really picturesque place
with a small lake and several pools, all fed by a pleasantly-warm spring. Best
thing of all, there was not a soul around, not even to collect the entrance fee.
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This took place on a Monday and made us think we may have found an even
better place to camp than long-gone Lake Altilte… as long as we do it on a week
day. On top of that, we found a small cave next to the lake and figure there are
sure to be more in the area.
John Pint
VISITA AL ALTILTE
Ese fin de semana nos organizamos para visitar la cueva del Altilte, John y Susy
Pint, Arlene de Canada, Sergi de Cataluña, Luis Rojas, Claudia y yo. Llegamos al
pueblo de La Concha buscando la casa de don
Porfirio Garibay,
vaya memoria de
John, después de 10 años de no visitar ese lugar encontramos al sujeto! Después
de una corta platica en su casa acordamos pasar por el al día siguiente para
conocer “esa cueva, allá en el cerro de enfrente”. Después nos dirigimos hacia
nuestra zona de acampar…tomamos una terraceria y John reconoció el lugar de los
petroglifos. Trepamos un pequeño cerro yo iba hasta atrás en la fila y escuchaba
los comentarios de sorpresas de mis amigos cuando vi las figuras en la roca….verdaderamente
me parecieron impresionantes. John comentó que el arqueólogo Otto Schondube tenia la teoría de
que este lugar era una especie de “pizarrón de anuncios.” Tomamos algunas
fotografías bien adornadas con un par de buitres que volaban a poca altura.
...Continuamos por la terraceria; después de pasar algunos árboles de tamarindo
estacionamos nuestros coches. John estaba tristemente sorprendido “holy cow!”
todavía sin entender nos apeamos del auto y miramos hacia donde el miraba, ahí
estaba un espacio amplio lleno de lirios…
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Creo que fui la ultima en entender que aquel era el espacio que el lago ocupara otrora. En su lugar quedaba una poza de aproximadamente tres metros de diámetro con agua perfectamente cristalina y hermosas piedras blancas en el fondo, con una profundidad de cuarenta o cincuenta centímetros.
El agua brotaba directamente de la pared del cerro,
aquella pequeña represa hacía las veces de piscina pero los lugareños bombeaban
el agua para regar sus tierras. Esa era la razón por la cual el lago que John
nos había descrito como un lugar paradisíaco no existía mas: había sido drenado.
Decidimos acampar en un pequeño ranchito muy cerca de la poza de agua. Pedimos
permiso a uno de los hijos del dueño y aceptó gustoso, instalamos nuestras
tiendas y nos preparamos para tener una deliciosa cena con graciosos
infomerciales por parte de John y Sergi quienes mostraban sus juguetes de
campamento e intentaban convencernos a Susy, Arlene y a mi cual era el mejor,
Luis Rojas venia siempre con un artefacto distinto exponiendo sus bondades y
sugiriendo que dicho aparato es mejor que todo lo demás…Hombres!
...A la mañana siguiente fuimos en busca de la cueva nueva.
Tomamos la carretera
por unos cuantos metros y después una desviación corta que nos llevó por unos
cultivos de árboles de mango. Subimos un pequeño cerrito con una agradable vista
del valle y finalmente la encontramos entre algunos árboles. Fui la primera en
entrar, me habían advertido que la cueva era caliente y tenía un olor muy fuerte
a guano, pero nunca pensé que tanto. Apenas un par de metros adentro percibí el
olor mas fuerte que jamás había experimentado; había una gran comunidad de
murciélagos que se inquietaron con mi presencia así que traté de mantenerme
quieta para no molestarlos demasiado. El olor era insoportable, así que me tapé
la nariz con la manga de mi sweater. Poco a poco mis ojos se fueron
acostumbrando a la oscuridad y pude ver que había algo en las piedras y en las
paredes que se movía ….¡Cucarachas!!!
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Estaban por todos lados y me caían en la cabeza y los brazos. Volví mis pasos
hacia la entrada y les describí un poco la escena. Sergi decidió entrar y detrás
de él John y Arlene. Tomaron algunas fotografías y una muestra del guano para
ver si los murciélagos eran insectívoros o frugívoros. No pudimos entrar mas
allá. Era necesario cargar oxígeno la próxima vez o unas mascrillas para soportar
la peste, pues la cueva era la más caliente de lo que había visitado yo en mi vida... pero... no
sería la última.
Regresamos al campamento y estábamos muy dispuestos a visitar a la fabulosa
cueva del Altilte. Luis Rojas y Claudia se encontraban allá desde muy temprano
así que decidimos alcanzarlos. Llegamos a la entrada de la cueva y después de
tomar las fotos de rigor para “el antes y el después” entramos. La cueva resultó interesante y extensa con algunos pasajes de bloques que John topografió.
Luis Rojas escondido en la oscuridad escuchó toda nuestra conversación hasta que
decidió salir a la luz de nuestras lámparas para describirnos la otra parte de
la cueva. "Muy caliente, pero interesante", dijo. Yo deseaba ver un poco mas de
cueva y Sergi quería tomar mas fotos así que decidimos arrastranos por el
estrecho túnel. Después de un par de vueltas y arrastres algunos metros de suave
desnivel entramos en una cámara más grande con muchos murciélagos en donde se
podía sentir el calor y la humedad mucho más fuerte. Seguimos cueva abajo entre
bloques y lodo y el calor se volvía mas intenso; mis pulmones comenzaban a exigir
aire fresco. Más adelante encontramos hermosas estalactitas blancas y Sergi
decidió tomar algunas fotos jugando con las luces y el tiempo de exposición y
creo que pasamos unos cuarenta y cinco minutos ahí adentro. Decidimos salir,
pues aquel
aire enrarecido y la temperatura te hacen juegos extraños de adaptabilidad.
De regreso en el campamento pasamos una tarde muy agradable conversando con la
gente del lugar, explicándoles por qué nos gustaba explorar cuevas. Ellos se
mostraban muy orgullosos de poder platicarnos sus hazañas y las des sus
parientes dentro y fuera de las cuevas.
...La
mañana siguiente fue mágica pues la bruma era tal que no podías ver más allá
de unos diez metros. La humedad se condensaba en las hojas de los árboles
dejando caer pequeñas gotas en la casa de campaña. Parecía como una llovizna
leve. Encontramos el balneario de aguas termales bastante
adecuado para un futuro campamento.
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Mientras nadábamos un rato en el agua fresca Susy es dedicó a fotografiar a los hermosos gansos que se encontraban en uno de los pequeños lagos. Esta fue sin duda otra salida para recordar.
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Sonia Calvillo
Nuestro amable anfitrión nos soportó muy amablemente mientras acampamos en el patio de su casa.